La doctora Emory Charbonneau desaparece en un sendero montañoso de Carolina de Norte. Su marido, Jeff, denuncia el hecho, pero para entonces el rastro de Emory ya se ha borrado. Mientras la policía sospecha que Jeff se ha procurado un divorcio instantáneo, Emory ha sufrido una inexplicable herida en la cabeza y, cuando recobra el conocimiento, descubre que es prisionera de un hombre con un pasado violento que se niega a decirle su nombre.
Emory decide que debe escapar de él, asumiendo todos los riesgos necesarios aunque su vida corra peligro. Sin embargo, de forma inesperada, ambos se ven envueltos en un peligroso encontronazo con personas que tienen un código de justicia propio.
Una novela increíblemente absorbente sobre el amor, la traición y las elecciones que debemos hacer para sobrevivir.
Es la primera vez que reseño a esta autora y me la habían recomendado muchísimo. Por eso cuando me puse a buscar algún libro con cual conocerla, me encontré con una cantidad enorme de títulos y todos con buenas criticas.
Al final me decidí por el último que se publicó en español: Maldad latente.
Y nada me entusiasma más que descubrir a un autor a través de una historia que no puedo soltar.
Es Sandra Brown quien se lleva todos los aplausos por este libro, ya que su pluma supera la historia y los personajes, porque más allá de tener una narrativa exquisita, su talento para generar climas hace que lo que en otro autor hubiera sido un disparate, aquí sea una trepidante aventura.
A partir de ahí, Sandra Brown nos conduce por un relato dónde nada es lo que parece. La información con la que contamos es confusa o inexistente y nos obliga a intentar unir las piezas de un rompecabezas junto a la protagonista.
El hecho de que la protagonista esté tan desorientada como el lector, es el factor clave para mantenernos cautivas durante la lectura. Cada capítulo es un desafío, una continua búsqueda de pistas que nos aclaren lo que está sucediendo y quién es el ermitaño hombre que ayudó a Emory.
Otra característica del discurso que tejió Brown para esta novela, es la gran cantidad de personajes que intervienen en la historia y los saltos de escenarios que quiebran el relato.
Es así que mientras estamos en una cabaña con la protagonista sintiéndose prisionera de un hombre que dice estar ayudándola, la autora da un giro abrupto para situarnos en la ciudad donde un detective intenta seguir los pasos de un hombre misterioso con el que desde hace años está obsesionado.
Al mismo tiempo, el esposo de Emory y sus amigos, irrumpen en el relato brindándonos otro enfoque de la trama con sus propios climas y misterios.
De un modo muy orgánico, Sandra Brown nos brinda todos los ángulos de una historia. Para algunos Emory ha desaparecido. Para ella, el misterio se concentra en el hombre que la rescató y para él, ella está en peligro.
Mientras tanto, el lector está espectante, atando cabos y acompañando el relato con una carga de suspenso adictiva.
Para ser honesta, diré que hacia el final del libro, el misterio central, termina resultando absurdo.
Todas las preguntas que nos hicimos y las suposiciones, encuentran una respuesta inverosímil, casi ridícula, pero la aventura fue tan entretenida que continuamos la lectura el poco tramo que nos falta, porque la autora volverá a sorprendernos y dejarnos con la boca abierta.
Ni siquiera la inverosimilitud del misterio que nos mantuvo en vilo todo el libro, opaca esta historia que brilla por el suspenso, la tensión y el misterio.
Rapidamente, descubrimos que él esconde un secreto y la autora nos permite suponer, que en el pasado cometió un hecho atroz que difícilmente puede ser disculpado.
También aparecen temas secundarios, que más que estar en segundo plano, enmarcan la historia central.
El marido de Emory, sus socios en la clínica, la montaña y sus habitantes, el detective de ciudad, los policías del pueblo... todo se concentra para darle forma a un relato que brilla por su estructura y narrativa.
En esta oportundiad, no puedo decirles ni siquiera su nombre, pero justamente ese es el atractivo de nuestro personaje. Hay que descubrirlo.
durante toda la lectura necesitamos con desesperación saber más de él. Cuál es su secreto, quién es y qué sabe sobre lo que le sucedió a Emory.
Poco a poco, iremos encontrando respuestas aunque lo poderoso de este personaje es que nos conquista desde el principio sin que necesitemos saber todo lo que se niega a contar.
"ÉL" seduce desde su conducta. Serio, de pocas palabras pero contundentes y con un temperamento que denota contundencia.
Es un personaje que derrocha virilidad y seguridad y aunque por momentos asusta su aspecto temerario, su personalidad nos invita a confiar.
Emory es una protagonista encantadora. Fuerte, segura y creíble. La autora construyó un personaje femenino que logra equilibrar su inteligencia con su sensibilidad, su valentía con sus temores y su corazón con la razón.
Es una mujer fuerte, que se esfuerza para alcanzar sus metas y es lo suficientemente segura como para no jactarse de ello.
Ella no se rinde y eso es algo que despierta la admiración de nuestro personaje misterioso.
Los personajes secundarios están bien diseñados, un poco estereotipados pero posibilitando así, la rápida identificación que requiere el relato para sus breves intervenciones.
Como suele ocurrir en estos casos, la química entre los protagonistas estalla rápidamente y aunque le quita verosimilitud al relato, es un recurso necesario.
En este caso, la pasión entre el hombre misterioso y Emory es contundente. Se desata entre ellos una pasión ciega, literalmente, que no puede contenerse.
Emory se lanza a los brazos de un desconocido, consciente de que no hay futuro alguno entre ellos. Sin remordimientos de conciencia por su esposo ni por lo cuestionable de su accionar, decide dar rienda suelta a su deseo más primario y gozar sin limites.
Las escenas eróticas son de buen gusto y se fusionan con el resto del discurso sin desentonar en momento alguno. Creo que es la clave para que el lector pueda hacer un guiño cómplice a la propuesta de la autora e ignorar lo absurdo que resulta vivir una historia de pasión en situaciones tan críticas como las que experimenta la protagonista.
Por momentos me recordó a Linda Howard y aunque un sólo libro no es suficiente para compararlas, al menos es un buen punto de partida.
«Maldad latente» es una original propuesta dentro del género. Trepitante, adictivo y entretenido. Con un discurso impecable y un gran diseño de los climas y giros argumentales.
Me sorprendió positivamente lo sólido del discurso. Tiene todos los condimentos, equilibrados con justa precisión y asegurando al lector una sorpresa detrás de otra.
Lo único que me desanimó, fue el misterioso conflicto de nuestro protagonista "anónimo", pero como dije antes, cuando todo es tan bueno, ciertas cosas se disculpan.
Porque al final, lo importante es la sensación que el libro dejó y en esta oportunidad, el entretenimiento fue sumamente placentero.
Mis sensaciones
En general, este libro me resultó adictivo. Súper entretenido y con mucho ritmo.Y nada me entusiasma más que descubrir a un autor a través de una historia que no puedo soltar.
Es Sandra Brown quien se lleva todos los aplausos por este libro, ya que su pluma supera la historia y los personajes, porque más allá de tener una narrativa exquisita, su talento para generar climas hace que lo que en otro autor hubiera sido un disparate, aquí sea una trepidante aventura.
El discurso
La historia comienza con un prólogo breve que no llega a situarnos en el tiempo pero que capta toda nuestra atención.A partir de ahí, Sandra Brown nos conduce por un relato dónde nada es lo que parece. La información con la que contamos es confusa o inexistente y nos obliga a intentar unir las piezas de un rompecabezas junto a la protagonista.
Emory Charbonneau despierta en la cabaña de un desconocido. Asustada y confundida, descubre que ha sufrido una conmoción cerebral y no recuerda qué fue lo que le sucedió.
Su último recuerdo la sitúa en la montaña, entrenándose para correr una de las tantas maratones en las que participa.
El desconocido se niega a darle información y le advierte que no podrán dejar la cabaña hasta que pase el temporal. Sin medios de comunicación y sin modo de salir de allí, Emory se encuentra atrapada junto a un extraño en quien deberá confiar, aunque él no es capaz ni siquiera de decirle cuál es su nombre.
El hecho de que la protagonista esté tan desorientada como el lector, es el factor clave para mantenernos cautivas durante la lectura. Cada capítulo es un desafío, una continua búsqueda de pistas que nos aclaren lo que está sucediendo y quién es el ermitaño hombre que ayudó a Emory.
Otra característica del discurso que tejió Brown para esta novela, es la gran cantidad de personajes que intervienen en la historia y los saltos de escenarios que quiebran el relato.
Es así que mientras estamos en una cabaña con la protagonista sintiéndose prisionera de un hombre que dice estar ayudándola, la autora da un giro abrupto para situarnos en la ciudad donde un detective intenta seguir los pasos de un hombre misterioso con el que desde hace años está obsesionado.
Al mismo tiempo, el esposo de Emory y sus amigos, irrumpen en el relato brindándonos otro enfoque de la trama con sus propios climas y misterios.
Maldad latente, es un libro con una estructura sublime, donde distintos escenarios e historias se integran para formar parte de un discurso imposible de abandonar.
De un modo muy orgánico, Sandra Brown nos brinda todos los ángulos de una historia. Para algunos Emory ha desaparecido. Para ella, el misterio se concentra en el hombre que la rescató y para él, ella está en peligro.
Mientras tanto, el lector está espectante, atando cabos y acompañando el relato con una carga de suspenso adictiva.
Para ser honesta, diré que hacia el final del libro, el misterio central, termina resultando absurdo.
Todas las preguntas que nos hicimos y las suposiciones, encuentran una respuesta inverosímil, casi ridícula, pero la aventura fue tan entretenida que continuamos la lectura el poco tramo que nos falta, porque la autora volverá a sorprendernos y dejarnos con la boca abierta.
Ni siquiera la inverosimilitud del misterio que nos mantuvo en vilo todo el libro, opaca esta historia que brilla por el suspenso, la tensión y el misterio.
El tema
La trama de esta historia se concentra en el misterio propiamente dicho. Por un lado, no sabemos qué es lo que le sucedió a Emory y por otro lado, desconocemos al hombre que dice estar ayudándola.Rapidamente, descubrimos que él esconde un secreto y la autora nos permite suponer, que en el pasado cometió un hecho atroz que difícilmente puede ser disculpado.
También aparecen temas secundarios, que más que estar en segundo plano, enmarcan la historia central.
El marido de Emory, sus socios en la clínica, la montaña y sus habitantes, el detective de ciudad, los policías del pueblo... todo se concentra para darle forma a un relato que brilla por su estructura y narrativa.
Los personajes
Los protagonistas absolutos son Emory y el hombre desconocido que la rescató.En esta oportundiad, no puedo decirles ni siquiera su nombre, pero justamente ese es el atractivo de nuestro personaje. Hay que descubrirlo.
durante toda la lectura necesitamos con desesperación saber más de él. Cuál es su secreto, quién es y qué sabe sobre lo que le sucedió a Emory.
Poco a poco, iremos encontrando respuestas aunque lo poderoso de este personaje es que nos conquista desde el principio sin que necesitemos saber todo lo que se niega a contar.
"ÉL" seduce desde su conducta. Serio, de pocas palabras pero contundentes y con un temperamento que denota contundencia.
Es un personaje que derrocha virilidad y seguridad y aunque por momentos asusta su aspecto temerario, su personalidad nos invita a confiar.
Emory es una protagonista encantadora. Fuerte, segura y creíble. La autora construyó un personaje femenino que logra equilibrar su inteligencia con su sensibilidad, su valentía con sus temores y su corazón con la razón.
Es una mujer fuerte, que se esfuerza para alcanzar sus metas y es lo suficientemente segura como para no jactarse de ello.
Ella no se rinde y eso es algo que despierta la admiración de nuestro personaje misterioso.
Los personajes secundarios están bien diseñados, un poco estereotipados pero posibilitando así, la rápida identificación que requiere el relato para sus breves intervenciones.
El romance
«Maldad latente» tiene como protagonista al suspenso por lo que el costado romántico del género no llega a tener un gran desarrollo.Como suele ocurrir en estos casos, la química entre los protagonistas estalla rápidamente y aunque le quita verosimilitud al relato, es un recurso necesario.
En este caso, la pasión entre el hombre misterioso y Emory es contundente. Se desata entre ellos una pasión ciega, literalmente, que no puede contenerse.
Emory se lanza a los brazos de un desconocido, consciente de que no hay futuro alguno entre ellos. Sin remordimientos de conciencia por su esposo ni por lo cuestionable de su accionar, decide dar rienda suelta a su deseo más primario y gozar sin limites.
Las escenas eróticas son de buen gusto y se fusionan con el resto del discurso sin desentonar en momento alguno. Creo que es la clave para que el lector pueda hacer un guiño cómplice a la propuesta de la autora e ignorar lo absurdo que resulta vivir una historia de pasión en situaciones tan críticas como las que experimenta la protagonista.
En resumen
Me encantó esta historia y es el pasaporte a otras lecturas que lleven la firma de Sandra Brown.Por momentos me recordó a Linda Howard y aunque un sólo libro no es suficiente para compararlas, al menos es un buen punto de partida.
«Maldad latente» es una original propuesta dentro del género. Trepitante, adictivo y entretenido. Con un discurso impecable y un gran diseño de los climas y giros argumentales.
Me sorprendió positivamente lo sólido del discurso. Tiene todos los condimentos, equilibrados con justa precisión y asegurando al lector una sorpresa detrás de otra.
Lo único que me desanimó, fue el misterioso conflicto de nuestro protagonista "anónimo", pero como dije antes, cuando todo es tan bueno, ciertas cosas se disculpan.
Porque al final, lo importante es la sensación que el libro dejó y en esta oportunidad, el entretenimiento fue sumamente placentero.